miércoles, 25 de junio de 2014

Nuestro enemigo el pulgón


El pulgón es una de las plagas más frecuentes en nuestras huertas y jardines. Son insectos picadores-chupadores. Su fisionomía es pequeña, blanda y en forma de globo y poseen un estilete con el que chupan la savia. No todos poseen alas, y son los que sí que las tienen, los encargados de dispersar la plaga. En su mayoría son de color verde, aunque también los hay negros, blancos, de color pardo...
El principal problema que encontramos frente al pulgón es la velocidad a la que se reproduce. Son partenogenéticos, es decir, que la hembra es capaz de reproducirse sin haberse cruzado con el macho, así que su multiplicación en "casi imparable". Las partes de la planta más atacadas son las hojas y brotes nuevos, ahí es donde succionan la savia y segregan una sustancia llamada melaza. Esta melaza rica en glucosa, fructosa y sacarosa atrae a insectos como las hormigas. Éstas han creado casi una simbiosis con el pulgón, ellas se aprovechan de la melaza y por tanto protegen al pulgón atacando a sus depredadores (mariquita, avispilla..), asegurándose así el suministro. Del mismo modo las hormigas, son para nosotros, un indicador claro de que puede haber pulgón en nuestras plantas y nos pueden ayudar a estar alerta y tratar el problema.
Es cierto que el pulgón crea problemas en la planta, más graves cuando ataca en horticultura, pero en el caso de la jardinería es raro que acabe matando nuestras plantas.
Los daños que ocasionan pueden ser directos o indirectos:
Daños directos: Absorben la savia de la planta lo que la debilita ya que le quita el alimento y puede provocar que amarillee, que se enrollen las hojas y que reduzca su crecimiento.
Daños indirectos: Reducen la fotosíntesis de la planta, transmiten virus y sustancias tóxicas.

Algunos tipos de pulgón

Por último hay que hablar de la prevención: A estos insectos les atrae el color amarillo. Os vamos a enseñar una trampa casera que no acabará con la plaga pero la reducirá considerablemente. Para ello necesitaremos los siguientes materiales:
- Botella de plástico amarilla
- Tijeras o cúter
- Agua
- Jabón lavavajillas
Cogemos la botella de plástico y cortamos la parte inferior de forma que nos quede un cuenco, no muy alto, de unos 10 cm de profundidad. Añadimos una cucharada de jabón lavavajillas y después lo llenamos de agua, removemos la mezcla. Una vez hecho ésto, sólo nos falta colocar cerca de nuestras plantas. El pulgón se sentirá atraído por el color y caerá dentro del agua. Gracias al jabón ya no podrá salir.
Existen otros preventivos y tratamientos ecológicos que podéis consultar en nuestro menú.

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