sábado, 28 de febrero de 2015

Fertilizantes caseros y ecológicos.

Hoy en día existen en el mercado gran cantidad de fertilizantes, pero la mayoría de ellos son químicos y perjudican nuestro medio ambiente y nuestra salud. La tendencia está cambiando y cada vez somos más el número de personas que apostamos por lo natural y lo sostenible. El uso de abonos ecológicos se va extendiendo poco a poco, aunque resulta todavía un poco costoso. Pues bien, hemos seleccionado algunas formas de abonar nuestras macetas y huertos, totalmente ecológicas y accesibles a todos los bolsillos, ya que todo lo que hace falta lo generamos en casa.

Cocimiento de cáscaras de plátano

 Es muy abono muy útil para mejorar la floración y fructificación de las plantas, ayuda a conseguir un césped verde y sano y protege a las plantas de la sequía, gracias al potasio que tiene.


La preparación es muy sencilla, sólo hace falta cocer todos los ingredientes unos 10 minutos, después apartáis las cáscaras, dejáis enfriar y guardáis en el recipiente que hayáis elegido.

3 Cáscaras de plátano
1 litro de agua
1 cucharada de azúcar


El producto resultante  se usa como agua de riego diluido. La razón de la mezcla será 2 partes de agua por 1 de cocimiento y lo utilizaremos una vez por semana.

Posos del café

Tradicionalmente los posos del café se han utilizado para abonar las plantas por nuestras abuelas y abuelos. La verdad es que no les faltaba razón, los posos del café aportan nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y azufre al suelo. Resulta especialmente beneficioso para plantas como azaleas, camelias o rosales ya que acidifica la tierra.
A parte de los nutrientes que posee, sirve también para alimentar a las lombrices presentes en la tierra (benefician enormemente la estructura y propiedades del suelo como ya os explicamos en otro artículo) y repelen a hormigas y caracoles, éstos últimos grandes enemigos de nuestro huerto ecológico.

Para utilizarlo basta con echarlo por encima de la tierra alrededor de las plantas sin excederse demasiado, y después mezclarlo con la tierra con la ayuda de un rastrillo o simplemente con la mano.

Compost

Es una estupenda forma de reciclar los deshechos orgánicos que generamos que constituyen alrededor del 40% de nuestra bolsa de basura, aunque tiene una desventaja, tendremos que disponer de un sitio ventilado y exterior para poder hacer un buen compostaje.
 Podemos hacerlo en forma de montón en un rincón de nuestro huerto o jardín, comprar una compostera en nuestro centro de jardinería o fabricarla nosotros mismos con unos palets o madera reciclada en forma de caja sin tapa con bastantes ranuras u orificios para que circule bien el aire. Para poder empezar a hacer nuestro compost es fundamental saber qué podemos utilizar y qué no.

* Podemos utilizar sin ningún problema:

- Restos de mondaduras de hortalizas y verduras.
- "Malas hierbas" que hemos arrancado de nuestro huerto o jardín, preferiblemente sin semillas para evitar su propagación.
- Ramas procedentes de la poda.
- Hojas de árboles
- Restos de hierba seca
- Césped, previamente seco.
- Cáscaras de huevo
- Restos de hierbas aromáticas, flores mustias o infusiones sin la bolsita.
- Estiércol animal.
- Papel sin tintes químicos.
- Paja.

* Debemos moderar el uso de los siguientes materiales ya que se descomponen muy lentamente:

- Serrín.
- Corteza de cítricos.
- Restos de tuya o ciprés.
- Restos de carnes, pescados.

* No utilizar nunca:

- Plásticos.
- Materiales que contengan sustancias químicas, pinturas, barnices, madera tratada...
- Cristal o vidrio.
- Metal.
- Goma.
- Papel tintado.
- Heces de perros y gatos.
- Pañales.
- Roble, eucalipto y magnolia
- Tabaco.

¿Cómo hacerlo?

Nuestra compostera deberá estar sobre la tierra para permitir la colonización a los descomponedores. Tendremos que colocarlo al abrigo de la lluvia. Nos proveeremos de un plástico o tapa para moderar la humedad y entrada de aire. Pondremos en la parte inferior los trozos de ramas y corteza más gruesos creando una capa de unos 20 centímetros. La siguiente capa será de restos verdes de plantas y hortalizas cortadas a trozos pequeños, llenando el compostador hasta la mitad..La siguiente de estiércol animal. Después otra de tierra del huerto o jardín, de unos 4 ó 5 centímetros. De nuevo una orgánica y finalmente una de tierra o estiércol. Cada vez que echemos nuevos materiales voltearemos, pero además voltearemos de forma frecuente para garantizar así un correcto compostaje.
En unos 3 meses tendremos ya un compost fresco, en el que todavía se apreciarán trozos de los materiales sin descomponer, su uso será para mantener la humedad y para proteger nuestras plantas contra las heladas debido a la capa protectora que forma. A los 6 meses aproximadamente tendremos un compost maduro, rico en nutrientes, de color oscuro y textura terrosa, listo para abonar.








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